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jueves, 17 de septiembre de 2015

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miércoles, 27 de mayo de 2015

Zombie Escape



Todo lo que recuerdo, es que un día desperté en una recóndita habitación de lo que parecía ser una mansión 
abandonada, no recordaba nada, no sabía como había llegado hasta allí pero lo que si tenia claro es que iba siendo hora de salir. Me dirigí hacia la entrada principal, golpee duramente la puerta pero estaba totalmente bloqueada por el otro lado, tanto las puertas que llevaban al jardín, a la azotea... en fin a cualquier lugar que me permitiera salir, estaban cerradas.


Empezaron a temblarme las piernas porque todo empezaba a quedarse oscuro, estaba anocheciendo y no tenia ninguna forma de iluminar, probé desesperadamente los interruptores y lógico ninguno funcionaba empece a correr como un loco por la casa, se empezaban a escuchar arañazos tras algunas puertas cerradas por un candado, estaba a punto de perder el juicio cuando encontré un farol de aceite que por suerte estaba lleno, lo encendí con una cerilla y camine en dirección a ninguna parte.


Los sonidos de arañazos no cesaban es más se empezaban a escuchar lamentos y gemidos, no sabía que hacer, todo estaba cerrado y si no me mataba algo, moriría de el susto cuando se me acabara el aceite. Detrás mía escuche un porrazo más fuerte de lo normal, giré tímidamente la cabeza un brazo podrido asomaba por un agujero una puerta a la izquierda del pasillo, controlé el grito que iba a soltar y rápidamente me escondí en una habitación y puse cosas en la puerta para que me diera tiempo para pensar como salir.


Aparté una cama para colocarla también en la puerta pero me encontré con que debajo de está había una entrada al alcantarillado. Mientras la miraba dudoso escuché golpes en la puerta de la habitación y se me quitaron todas las dudas, abrí la reja baje y volví a tapar la parte de arriba. Una vez abajo me fije en que era una mazmorra, no una alcantarilla, pero aún así tenia esperanzas de que hubiera una salida al final.


Había grilletes por toda la pared en la primera sala vi un esqueleto que parecía haber servido de comida a lo que fuera que vi antes y rezaba por no ser el postre. Caminé por un pasillo estrecho y bastante largo para dar a unas escaleras que bajaban aún mas abajo. No lo dudé por el miedo a que me hubiera seguido aquella cosa. Una vez terminaron las escaleras tuve que abrir una puerta que estaba bastante oxida y me costo lo mio ademas de volver a cerrarla para que no pasara nada.


Ya iba a seguir mi camino cuando escuche pasos bajando por las escaleras. Así que aligeré el paso pero intentando no hacer ruido. Tras pasar unas cuantas habitaciones escuché golpes procedentes de la puerta que deje cerrada por lo que corrí un poco y me encontré con otra escaleras, bajé y vi que había dos puerta para elegir ,cada una en el lado contrario de un pasillo, por lo que se me presentó un dilema.


Mientras pensaba cual elegir una de la puertas calló en seco y detrás de ella salio un zombie que salió corriendo detrás mía. Sin pensarlo dos veces me metí por la otra puerta y la cerré. Salí corriendo como alma que lleva el diablo hasta ver una puerta metálica con cerradura, las llaves las tenia un esqueleto sentado en una silla, parece que murió de aburrimiento. Pase la puerta metálica y eché la cerradura con la llave, ya me sentía más seguro, ya que esa puerta aguantaría un buen rato si es que caía.


Empecé a correr para llegar al final lo más rápido posible, sinceramente tenía muchísimo miedo o salia de allí o me volvería loco. Iba de pasillo en pasillo de sala en sala, subiendo y bajando escaleras, parecía no tener fin aquella mazmorra me dolían las piernas de no parar en horas y vi que al farol le quedaba poco aceite por lo que tenia que encontrar una salida ahora mismo. Pero no, no hubo suerte, seguía sin llegar a ningún sitio agotado recorrí un pasillo más largo de lo normal, a mitad de este el farol se apagó y tras unos minutos me desmayé debido al hambre y el miedo que tenía.


Desperté apresado por grilletes en la mazmorra, la sala estaba iluminada por dos velas, no quería gritar para evitar que un zombie viniera a por mi, aunque probablemente lo haría de todas formas. Tiré de las cadenas tan fuerte como puede, pero era inútil, no conseguí soltarme de ninguna manera.


Un buen rato después los grilletes se abrieron como por arte de magia no quería saber ni como ni porque solo cogí una de las velas que allí y después salí pitando hacia otra sala, por el camino recordé que ya no tenía el farol y aunque lo tuviera no tenia aceite, solo disponía de la vela hasta que se apagara pero aún así tenia que salir de allí.


Fui de nuevo de sala en sala, pero esta mazmorra era diferente, ademas había muertos pero eran recientes no como los esqueletos de antes, ese lugar olía a podrido completamente costaba respirar, escuché aire correr y si corría aire es que había alguna salida fui corriendo a comprobar de donde venia el sonido, pero evidentemente, correr con una vela es igual a que esta vela se apague.


Me quede a oscuras y noté como si hubiera caído hacia abajo, me di la vuelta y vi al fondo una mesa que era la única zona iluminada, me acerque rápidamente, había una nota sobre la mesa, y decía:

                                                 BIENVENIDO


-Querido amigo fue usted invitado a nuestra pequeña fiesta, en esta casa mis chicos hace ya 50 años que no comen nada y ya iba siendo hora de que les trajera un aperitivo espero que comprendas que debes colaborar pues no dispones de escapatoria alguna.


Sin darme tiempo ni a soltar la nota, unos brazos putrefactos me llevaron en las sombras...

                                                      FIN!!             

LA LLORONA


Esto sucedió en el mes de diciembre de 2004  el frío era más intenso, las calles estaban más silenciosas y oscuras de lo normal y una fuerte lluvia había caído en la ciudad. Roberto vivía con su mujer y su hijo pequeño de tres años en la Macarena en Sevilla. Escucho una voz mientras andaba por la calle que decía:
"Mis hijos... mis hijos... ¿Donde están mis hijos...?"



Roberto pensó que era una mujer borracha que no sabía lo que decía y siguió caminando hacia su casa. Al llegar entró a un viejo baño para lavarse la cara antes de dormir y escucho la voz con el eco del baño:

"¿Tu has visto a mis hijos...?"

Al girarse vio en el espejo reflejada la silueta de una mujer y pronto desapareció, Roberto sintió pánico y llamo a su mujer para contárselo:

-Ana he visto una mujer en el baño que me hablaba y decía cosas al oído...

-Que más quisieras, ¿Dónde estuviste?

-Te lo juro...

-Ya, bueno vamos a dormir.

Cuando ya llevaban un rato dormidos y reinaba el silencio en la habitación se volvió a escuchar:

"Mis hijos... ahí llegan mis hijos..."

Roberto se dio cuenta y dijo:

-¡Ana!

-Roberto ¿Qué es eso?

-Te lo dije yo la escuché, es real.

-¿Sabes qué? Ya me contagiaste tus nervios, debe ser alguien que no tiene nada más que hacer, ve a ver al niño no valla a ser que se haya despertado con tus gritos.

Roberto entró a oscuras en la habitación de su hijo, despacio se acerco a su cama para tocarlo, pero este no estaba ya, solo quedaban ya las sabanas extrañamente mojadas, entonces Roberto dijo:

-Ana ¿El niño esta ya contigo? porque no lo encuentro por ningún lado.

Entonces se escuchó:

"¿Tú eres uno de mis hijos...? ven... ven conmigo... tú eres uno de mis hijos... *Suspiros*"

Los padres se aterraron al escuchar estas palabras, su hijo no estaba por ningún lado, pero al parecer aquella aparición de terror lo había encontrado antes que ellos:

-¡Sueltame tu no eres mi mama! ¡Voy a llamar a mi papa! ¡Sueltame, dejame!

"Tu eres uno de mis hijos.... ven..."

-¡Roberto corre, ve a ver donde está el niño!

-¡Esta en el labadero!

Cuando el padre del niño subió las escaleras vio como era abrazado por aquella aparición terrorífica abrazaba a su hijo, vestida de blanco, con la piel más blanca que su túnica, los labios morados y sus ojos negros y sin brillo, con mirada triste pero a la vez terrorífica.

Ella lo tomo de los cabellos y lo hundió de cabeza en la pileta del labadero. Roberto quiso acercarse a ayudar a su hijo pero dela oscuridad salieron dos perros negros llenos de rabia que le impedían el paso hacia esa mujer, para salvar a su hijo. Ana gritó:

-¡Por favor deja mi hijo, por dios te lo pido!

Dichas estas palabras como por un milagro los perros salieron despavoridos, la mujer desapareció en la oscuridad y Roberto pudo acercarse a su hijo pero ya era tarde, su hijo había muerto ahogado.
                                                              
                                               FIN!              

miércoles, 20 de mayo de 2015

CUENTOS DE TERROR

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*¿QUE ES UN CUENTO DE TERROR?

El cuento de terror es una narración breve que tiene varias características: 

1.- Sus temas son los diversos miedos "naturales" del hombre: la muerte, las enfermedades y epidemias, crímenes y desgracias de todo tipo, catástrofes naturales, que se relatan, en muchas ocasiones, con el fin de sacarlos fuera, de exorcizarlos. 

2.- Según Rafael Llopis "Lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un elemento sobrenatural e inexplicable, totalmente irreductible al universo conocido, que rompe los esquemas conceptuales vigentes e insinúa la existencia de leyes y dimensiones que no podemos ni intentar comprender, so pena de sufrir graves cortocircuitos cerebrales." 

3.- En él tiene una gran importancia el clima (el espacio, el tiempo, los personajes), que deben evocar una realidad siniestra. Es decir, la atmósfera es fundamental. 

4.-El cuentista suele asimismo trabajar con gran detalle el desarrollo narrativo, la gradación de efectos, es decir, la estructura secuencial de la historia, de manera que contribuya en todo lo posible a la suspensión de la credulidad del lector, a la verosimilitud (tan apreciada o más que la propia originalidad por Poe); lo que se pretende suscitar en el lector es el miedo, y está de sobra demostrado que a tal efecto prima una mecánica lenta y gradual. 

5.- También según Poe, y en esto estoy de acuerdo con él, en un cuento de terror, (en realidad en todo cuento), debe evitarse todo lo accesorio.





*CARACTERÍSTICAS DE UN CUENTO DE TERROR :

Algunas de las características de los cuentos de miedo son la intensidad, el clima que genere cierta inquietud en el lector, cierto temor, personajes que hacen al lector sentir miedo o le asustan por alguna razón, misterio, etc. 



Para provocar miedo, el lector debe crear un ambiente muy determinado. El ambiente juega en todo cuento de miedo un papel esencial. Del clima, la atmósfera, el espacio, va a depender que el escritor cumpla o no su objetivo. 


De tanto como se han usado, no hay que emplear obligatoriamente esos espacios arque      típicos:  castillo, sótano, casas viejas...    se puede crear un clima de  terror en una casa actual.



También es necesario que el autor sepa ir aumentando la tensión y el misterio, para lo que es fundamental hallar el punto justo en que se da la suficiente información o las suficientes pistas para que el lector siga leyendo, pero al mismo tiempo se omite una parte significativa para no desvelar el misterio que es en realidad el motor del lector. Si al lector se le cuenta todo, ¿para qué seguir leyendo? Es preferible hacer uso de la sugerencia, no expresarlo todo de una vez. 


Si en cualquier momento es importante la síntesis, en un relato de miedo lo es más, pues una disertación o una descripción excesivamente larga puede hacer que el  lector  pierda interés y salga de la historia.


jueves, 14 de mayo de 2015